Por: Omar Franco

Ex director IDEAM

Para muchos, un distrito de riego no dice nada, sin embargo, es sin lugar a dudas una de las obras de infraestructura más importantes para la agricultura. Contar con un buen sistema de riego permitiría aumentar la productividad agrícola hasta en un 75% .

De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, Colombia cuenta con un potencial de 18 millones de hectáreas para ser irrigadas, de las cuales solamente el 6% de esa cantidad hoy tiene riego, es decir algo más de un millón de hectáreas.

Al comparar estas cifras con los países de la Alianza del Pacífico; Colombia no sale bien librada, toda vez que pierde oportunidades de producir más y por ende aumentar su exportación. Miremos estas cifras:

México cuenta con el 66% de su potencial de irrigación implementado, es decir, cerca de 6,4 millones de hectáreas con riego. Chile ya cuenta con el 44% de su potencial, esto quiere decir cerca de 1,2 millones de hectáreas y finalmente Peru que de las 6,4 millones de hectáreas disponibles, su capacidad instalada haciende a 40%, es decir 2,5 millones de hectáreas con irrigación.

Foto: Rodolfo Clix

Ahora bien, si Colombia presenta rezagos importantes en esta materia, las cifras de nuestro departamento mucho más. De acuerdo con el “Plan Departamental de Desarrollo 2016-2019, en Boyacá el 61% del territorio se encuentra destinado a la actividad agropecuaria y tan sólo el 1,8 % posee obras de irrigación; esto significa algo más de 24.892 hectáreas, representadas en 71 distritos de pequeña irrigación, uno de mediana irrigación Asusamacá y uno de gran escala como Usochicamocha”. Adicionalmente, el documento señala que de los 71 distritos de riesgo el 40% no operan o funcionan parcialmente.

Sumado a lo anterior, el Estudio Nacional del Agua 2018 – Ideam, establece que nuestro departamento tiene una alta vulnerabilidad por desabastecimiento de agua; situación que aumenta el riesgo de producción y en consecuencia una disminución progresiva de la competitividad de nuestras provincias.

Por esta razón, sugiero de manera respetuosa que el departamento, las Car’s y la academia entre otras instituciones, definan como una acción inmediata, la construcción de una “Política pública de Adecuación de Tierras y Riego para Boyacá”; Dicha política deberá tener un diagnóstico claro de necesidades y fuentes de recursos que permita a través de un plan maestro definir prioridades de inversión pública a corto, mediano y largo plazo.

Contar con proyectos bien estructurados y con una visión de desarrollo que supere el cuatrienio actual, permitiría gestionar muchos recursos y de esta manera dotar al departamento de un sistema de riego sólido que aumente su competitividad y disminuya su vulnerabilidad y riesgo.

Valiosos todos los esfuerzos que se emprendan en el mejoramiento de las condiciones de comercialización e industrialización de nuestros productos agrícolas, ya que estos redundan en beneficio a nuestros agricultores; sin embargo, las inversiones en agua deben ser el eje estructurante de un sistema productivo serio y competitivo.

Las inversiones en agua son una necesidad, son una prioridad y si logramos cambios allí, nuestros agricultores no solo seguirán siendo héroes sino empresarios del agro. En cuyo caso prefiero lo segundo a lo primero.

Finalmente y con el propósito de contribuir en esta crisis; sugiero respetuosamente que el Gobierno departamental junto con los parlamentarios de Boyacá gestionen ante el Gobierno Nacional, la posibilidad de asumir por el tiempo que dure el estado de emergencia y 6 meses más , el valor de la energía consumida por los sistemas de riego que estén activos en nuestro departamento. Dicho apoyo, constituiría un gran alivio económico para nuestros agricultores.

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